LA LLEGADA A CASA

 

El traslado es estresante para cualquier animal.

 

Por lo que tendremos todo preparado (jaula, comederos, bebederos, pienso, agua, etc) para que cuando lleguen nuestras peques podamos introducirlas en su nueva casa y no molestarlas en absoluto durante al menos las primeras 24 horas.

 

LA JAULA DEBE DE ESTAR SITUADA EN UN LUGAR ELEVADO DE MANERA QUE LA ZONA MÁS ALTA (DESCANSO) QUEDE MÁS O MENOS A LA ALTURA DE NUESTRA CABEZA.

 

Que conozca su casa, se instale, explore, localice comida, agua y sus zonas de descanso (caseta de madera, tubos PVC).

 

Al día siguiente ya podemos empezar a interactuar con nuestra chin.

 

Jamás la agarraremos desde arriba (a no ser que ya nos conozca y esté acostumbrada a ello) porque se sentirá amenazada. Recordar que las chins son presas.

 

Que vea siempre venir nuestra mano y siempre a su altura o desde abajo.

 

La forma ideal de cogerla es como si cogieramos un jarrón, es decir, las manos por los laterales.

 

También se puede poner una mano palma arriba e introducirla por debajo del morro para así "subir" a la chinchilla a nuestra mano.

 

Sea como fuere: jamás agarraremos a una chinchilla por la fuerza sin que tenga confianza en nosotros porque lo único que conseguiremos es que se vuelva reacia y nos coja miedo.

 

Por naturaleza son muy curiosas por lo que con tan solo introducir la mano en la jaula y esperar unos momentos veremos como es la propia chin la que se acerca a oler "eso nuevo".

 

Las chuches, la paciencia y mucho cariño y mimos es lo único que necesitamos para que nuestras peques cada vez sean más confiadas.

 

 

Eso si, hay que tener muy en cuenta que como las personas, cada chinchilla tiene su propio carácter y personalidad y que no hya dos chinchillas iguales.

 

Por eso, debemos de conocerlas muy bien y saber "por donde" podemos ganárnoslas.

 

Y tener muy claro que por la fuerza no conseguiremos nada salvo una chinchilla cada vez más desconfiada, asocial e independiente.